
El Arte es un producto de la cultura, que lo es, a su vez, de la Sociedad. Es una destilación lenta de lo que sentimos, pensamos y vivimos en cada momento, es el poso que deja la Historia. Contiene, de forma holográfica, nuestros pensamientos y nuestros valores.
De forma imprevista, algunos proyectos han evidenciado la capacidad del arte para transmitir mucho de lo bueno que una sociedad puede dar: el valor del esfuerzo, la voluntad, el trabajo en equipo, la construcción solidaria, equitativa y respetuosa... El terreno del arte, de lo “exento de importancia”, es perfecto para ensayar el papel que una persona en vías de integración pueda tener en la sociedad que le acoge. Si además la sociedad “representa” en este ámbito la confianza en el individuo y le da visibilidad pública, de forma que éste transforme ambas en confianza y seguridad para comenzar o seguir el camino, habremos dado un gran paso hacia nuestro fin.
El proyecto de la Filarmónica de Berlín en 2002 es importante por varias razones. No se escatimó en medios, se contó con los mejores pero, sobre todo, hay que destacar la valentía de sus promotores por la elección de la obra a poner en escena y la participación de niños y adolescentes mayoritariamente de entornos desfavorecidos. Era muy probable fracasar en el intento, pero esto no pasó. Conozcamos más detalles que nos puedan dar claves sobre cómo plantear nuevos retos.
La Consagración de la Primavera. Filarmónica de Berlín, Simon Rattle, Royston Maldoom. 2002
Sir Simon Rattle escoge “La Consagración de la Primavera” en su debut como director de la Filarmónica de Berlín. La orquesta está en el foso y sobre el escenario, más de 250 escolares alemanes, de todas las edades y razas, se mueven al ritmo de la música de Stravinsky en una coreografía creada para ellos por Royston Maldoom. Horas, días y meses de trabajo desembocarán en un experimento artístico y pedagógico único en el mundo. Los chicos, orgullosos desconocedores de música clásica y de ballet contemporáneo, hablan de lo que sienten y de lo que no sienten, se disciplinan con la paciencia del coreógrafo, canalizan alboroto, fobias y pudores y empiezan a bailar. Armonía, torpeza, espontaneidad, ritmo, entusiasmo. Un largo camino hasta que empiezan a apreciar el valor de la representación colectiva y la entrega, a abandonarse a la música y a utilizar el cuerpo para expresarla. Todos los participantes sintieron que el proyecto de baile había sido todo un acierto dentro de un territorio que era totalmente nuevo para ellos.
Aunque varios músicos en la Orquesta Filarmónica de Berlín ya hubieran participado en diferentes proyectos educativos desde septiembre de 2002, fue la primera vez que toda la orquesta se implicó en un mismo proyecto. Para los chicos el proyecto era también como un estreno en muchos sentidos. Hasta entonces, ninguno de ellos había hecho una coreografía junto con una orquesta y un director de pie delante de ellos y con tantos espectadores. Muchos de ellos estaban sobre un escenario por primera vez en su vida.
En 1999, se fundó la Berlín Bürgerstiftung una institución mediante la cual se unían berlineses socialmente comprometidos para apoyar a los jóvenes de la ciudad e integrar a los que tienen dificultades en la sociedad. A través de diferentes proyectos que a menudo están estrechamente vinculados a las escuelas, animan a jóvenes a hacerse más activos e independientes, a la vez que socialmente más abiertos. El objetivo es aumentar su amor propio y la seguridad en si mismos, permitiéndoles desarrollar un sentimiento de responsabilidad hacia ellos y hacia la sociedad.
El proyecto de danza “La Consagración” de la Orquesta Filarmónica fue apoyado desde el principio por la Berlín Bürgerstiftung, que sintió sus propios objetivos e ideales compartidos. “Bailamos no sólo para expresar quiénes somos sino para comunicarnos con otros” dice el coreógrafo Royston Maldoom. Es precisamente esta experiencia con el Bürgerstiftung la que desea contagiar a los jóvenes. Ellos deberían expresar sus sentimientos íntimos y actuar recíprocamente con su entorno.
Para conducir el proyecto de danza “La Consagración” se invitó al internacionalmente reconocido coreógrafo Royston Maldoom a Berlín. Maldoom, nacido en Londres en 1943, ha trabajado a lo largo de su carrera como coreógrafo en varios proyectos profesionales y ha dirigido proyectos de baile dentro y fuera de Europa. En estos proyectos, distintas culturas han estado bailando juntas. Realizó un proyecto de baile con varios grupos étnicos en Zagreb durante el conflicto balcánico, y hubo un proyecto con chicos de la calle en Etiopía, un proyecto multicultural en Sudáfrica, etc. Para la danza, Royston Maldoom fue apoyado por Susannah Broughton y Volker Eisenach. Susannah Broughton ya había trabajado en muchos proyectos de baile con gente de todas las edades, entornos sociales y culturales, incluyendo a criminales y a discapacitados.
La película: ¡Esto es ritmo!
Muy acertadamente, los promotores de la idea decidieron emprender una segunda aventura, paralela a la realización de los ballets: grabar un documental sobre el proceso. La cinta no sólo es válida por sí misma, sino que nos aporta la evidencia de cómo la cultura es un instrumento útil para la sociedad y cada uno de sus individuos. Este vídeo fue posible gracias a la grabación de todos los ensayos, 200 horas de material. No se grabó pensando en acomodarlo a un guión preexistente, sino a la inversa: la película es la narración de lo que pasó durante el trabajo. Fueron necesarios seis meses para seleccionar las escenas.
¡Esto es ritmo! nos acompaña en la evolución personal de tres adolescentes precisamente poco convencidos. Es el caso de Marie, que trata desesperadamente de aprobar secundaria; de Olayinka, que acaba de llegar a Alemania como un huérfano de la guerra de Nigeria y Martin, que lucha por vencer sus inhibiciones durante los tres meses de ensayos. Royston Maldoom y su equipo les incitan a la perseverancia y les enseñan los primeros pasos de baile; pero sobretodo les enseñan que en la actitud como afrontamos la posición de nuestro cuerpo reflejamos el compromiso vital que subyace en nuestro espíritu. Educar el lenguaje del cuerpo nos aporta herramientas para superar o canalizar positivamente los altibajos, la inseguridad, la repentina seguridad en sí mismos, las dudas o el entusiasmo. En cierto sentido el documental es un viaje emocional por mundos nuevos e imprevistos y por las facetas ocultas de nuestras personalidades.
Como sucede con los protagonistas de ¡Esto es ritmo! tras horas, días y meses de trabajo la experiencia artística y pedagógica convierte a los protagonistas en personas orgullosas, aún cuando al principio desconocen todo sobre la música clásica o el ballet contemporáneo, y que descubren un camino que les permite apreciar el valor del compromiso colectivo y la entrega a través de la expresividad del cuerpo.
Marie (14 años) La conocimos en el patio y nos la volvimos a encontrar en el taller en el que evoluciona asombrosamente. Su mejor amiga, Franzi, abandonó en los ensayos, pero Marie se convirtió en una persona con un fuerte deseo de superación . Durante el taller de No Límit aceptó el reto de bailar con bailarines mucho más expertos y mayores. No fue fácil para Marie, pero después de esta experiencia parece haber encontrado finalmente su camino.
Martin (19 años) Al principio se mantuvo escéptico ante el proyecto y dudó sobre participar en el mismo. Durante las ocho semanas del taller se encontró con obstáculos que casi hacen que se rinda. Después del proyecto siguió bailando con el grupo durante varios meses. Ahora estudia Bioinformática en Berlín.
Olayinka (16 años). Había llegado a Alemania hacía 6 meses. En su clase hay 20 adolescentes internacionales con un rasgo en común: todos son refugiados en Berlín e incapaces de hablar la lengua alemana. Olayinka es de Nigeria. Tras el proyecto, Olayinka aprendió alemán en un año y se cambió a un instituto con chicos alemanes. Empezó a vivir en un apartamento propio en vez de una habitación en un hostal. Decidió aprender informática y dejó de sentir nostalgia por su patria.
Esto es Ritmo. DVD
Dirección: Thomas Grube ,Enrique Sánchez Lansch. Producción: Uwe Dierks,Thomas Grube, Andrea Thilo. Música: Karim Sebastian Elias, Igor Stravinsky. Fotografía: René Dame, Marcus Winterbauer. Montaje: Dirk Grau, Martin Hoffman. Intervienen: la Orquesta Filarmónica de Berlín, Sir Simon Rattle, Royston Maldoom y más de doscientos cincuenta escolares alemanes.
http://www.youtube.com/watch?v=1HVv-_WGl54